OligoSPA
Hoy en la mañana guardé los cigarros en la cartera, en la misma cajetilla que fue víctima de tu despliegue gourmet hace varias noches.
Reconocí estampada, sobre la “M” de Belmont, una huella de las delicias compartidas en tu hidratante sesión de placeres, a la luz de esas velas que tenuemente encandilaban la multiplicidad de refinados estímulos, esos que guardaré durante 68 años más en mi memoria y en la gaveta más cercana para tomarlos y revivirlos cada vez que quiera volar en tu aroma.
¿Qué culpa tengo de que los cigarros me duren más que el vino?
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