Travesía
Miro tus zapatillas y me pregunto por dónde anduvieron antes de llegar hasta la alfombrita de lana de mi casa.
Las vuelvo a mirar y a primera vista me parecen tiernas así tendidas, como resignadas, con su cara de buena onda y de no conocer reuniones de directorio ni funerales.
Las miro objetivamente y me parecen grandes y oscuras, simpáticas pero cansadas. Contrastan con el blanco y fucsia que impera en este espacio, pero ponen la nota rockera, chascona, espontánea, campestre y masculina que por aquí hacía falta.
La verdad es que poco me importa la biografía de tus zapatillas. Sea lo que sea que hayan caminado, conocido o explorado, todo ese recorrido es lo que las trajo hasta aquí, como si este lugar fuera un terminal del TranSantiago donde han querido quedarse a esperar que se inaugure la nueva línea del Metro para comprar un pasaje doble.
Se ve que tienen heridas de guerra, que se han ido amoldando a tu manera de caminar y que te conocen porque te esperan donde saben que vas a llegar.
Entonces siento que si tu cabeza de artista en el cielo y tus realistas pies en la tierra han sido operados con el mismo corazón, no puedo menos que amar toda la travesía y entregarme a navegar contigo en el alegre mar de tus ojos...
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