Loca
Hay una Loca. Y yo soy una Oligoloca por habérmela bancado. En fin. Una mujer teñida de rubia, con atuendos estrafalarios recargados de encajes tan oscuros como su inexistente lucidez y como el alma de ese hombre que desata sus pasiones.
Esa loca, que prefiere verlo muerto atado a su cama, que lo conoce tanto al punto de vomitar carcajadas de loca y que no tiene nada más que lo mismo que el tiene para sí. Locuras compartidas, perversiones en silenciosa complicidad y permanencia.
Fue bueno escapar de eso.
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