"Estoy cansada" - le dije. Pero ella miraba con los ojos blancos buscando la respuesta como quien intenta mirarse la nuca por dentro. "Estoy muy cansada" - insistí. Y la respuesta ella la tenía en la punta de la lengua, pero aún no podía verbalizarla. - "Estoy agobiada. ¿Qué me pasa?" - Volví a preguntar. - "Te hacen falta Oligoelementos".

martes, julio 12, 2005

Sopa de palabras


Mi amigo me invitó a cenar. Al subir a su comedor, llamó mi atención el enorme ramo de rosas rojas al centro de la mesa. Eran veinticuatro flores que habían estado ahí desde el día en que –según él me ha contado- fui absolutamente hiriente.

Tal vez esas flores hayan sido para mí, pero mis palabras fueron peores que las espinas y, cada vez que él las ve, no puede sino recordar que no me las merecía.

Ahora están ahí y sólo tuve el privilegio de contemplarlas lo que duró aquella sopa mediterránea preparada para mí con fruición y comprensión.