"Estoy cansada" - le dije. Pero ella miraba con los ojos blancos buscando la respuesta como quien intenta mirarse la nuca por dentro. "Estoy muy cansada" - insistí. Y la respuesta ella la tenía en la punta de la lengua, pero aún no podía verbalizarla. - "Estoy agobiada. ¿Qué me pasa?" - Volví a preguntar. - "Te hacen falta Oligoelementos".

miércoles, noviembre 23, 2005

Oligo Cumpleaños

Se había desocupado un lugar justo frente a la raída puerta roja del edificio donde vivíamos. Pese a que aún me faltaba guardar una caja y, como la distancia no eran más de diez metros, decidí mover el auto justo hasta ese lugar para estacionar y hacer más fácil la tarea de la carga.

Ya estaba empezando a cambiarme de estacionamiento, cuando veo a un hombre corriendo con mi caja hacia la esquina. Bastó apenas un segundo para que se avivara un pillo y se llevara mis electrodomésticos, cuidadosamente guardados.

- "Hey! Hey!"- grité intentando alcanzarlo y corriendo.

El tipo se detuvo. Yo con los ojos hinchados y fatigada del dolor, le expliqué que esa caja era mía, no basura, y que por favor me la devolviera. Y así fue.

Me acompañó amablemente al auto y la guardó en la maleta junto con las últimas cosas, esas que no se había llevado el camión que había llamado en la tarde, para que se llevara mis muebles y así definitivamente abandonar esa casa.

Sólo me faltaba Damián, así que dejé el auto cerrado y subí al departamento a buscarlo. Lo tomé en brazos y con los ojos empañados, el corazón destrozado y mi pensamiento incrédulo, miré a ese hombre por última vez y me fui.

Subí a mi gato al auto y partí con rumbo desconocido. Él intentaba equilibrarse entre las cajas y las bolsas con ropa y, sin reclamar, parecía querer traspasarme paz y lucidez, a pesar de que las lágrimas no me facilitaban la tarea de distinguir una luz roja de una verde.

El sollozo activó el piloto automático y manejé como quien se dirige a un abismo, mientras se despide del mundo.

En la radio sonaba la canción "Somewhere only we Know", pero yo ni siquiera sabía a donde iba. Sólo sentía que estaba bien lo que hacía, que no debía prolongar esa vida más y que lo que fueron unos iniciales dulces meses, se habían convertido en un infierno y, que si me echaban de un lugar, obviamente ya no debía permanecer, menos si sobre mí recaían permanentemente graves amenazas y si el ambiente olía a pertubadoras infidelidades, mentiras y misterios. Mi problema era creer que lo amaba.

Ahora sentía que donde fuera estaría mejor que en ese lugar, a pesar de no tener un trabajo, una familia, un lugar donde llegar, ni nadie a quien me sintiera capaz de llamar pidiendo auxilio moral. Me parecía un "paquete" demasiado grande.

Mientras conducía por Merced y pasaba por la curva que llega a Plaza Italia, reventé en un convulsionado llanto que duró hasta que llegué a Irarrázaval con Chile - España.

Chile-España, libertad-prisión, amor-odio, ayuda-explotación, compañía-invasión, amor-desilución, muerte-liberación.

No podía seguir conviviendo con quien sólo quería permanecer conmigo si me unía a sus mismos tríos y cuartetos de otrora, alguien que me amenazaba con golperame, que destruía en ataques de ira todo a su alrededor, que se emborrachaba a diario, que tenía a todas sus amantes como permanentes y ocultas amigas, alguien que era adicto compulsivo y diario a la pornografía y que me mantenía en permanente riesgo, dado por sus -sólo por mi conocidos- "quehaceres".

No quería estar en nóminas ni listas que nada tenían que ver conmigo y que sólo alimentaban su fantasía, tal como en "Una mente brillante". No quería que matara al gato que me quedaba ni menos tener que lidiar con su desfachatez y tener que ser cómplice en las mentiras frente a sus amigos.

Descubrí el trasfondo mitomaníaco de su vida, la extrapolación, fantasía, exponenciación y demencia y que en cuanto abrí los ojos, no soportó ser descubierto en su decadente escencia y me odió por saber y por conocerlo, y yo me odié por no haber hecho caso a mi intuición de cuando apenas tenía 20 años y todo en él me decía que no.

Haber descubierto la verdad fue lo que me condenó a su odio. Pues frente a una verdad irreversible, no hay caparazón que valga.

Reconocer el plagio, la patanería, las mismas frases aprendidas de siempre, su autoexigencia por intentar parecer un periodista inteligente a cualquier costo, el encubrimiento de sus vicios con estilo (tal como cubir el parquet con flexit tipo ajedrez para parecer cool...), fueron la causa de esa agresividad que jamás denuncié y que lo llevó a ahorcarme para borrarme de su conciencia, romper todo lo que encontraba a su paso, regar con los restos de ron la alfombra, pisotear las películas pornográficas, reventar lámparas en el suelo, patear cajoneras, estrellar el control remoto a un centímetro de mi cabeza contra la pared y apagar los cigarros con furia en su propia mano, demostrando que la mía sería la próxima...

Al compilar estos fragmentos, pude ahuyentar mi dolor y se fue el llanto. Sentí una tibieza que me reconfortó por completo. Ahora me tenía a mi misma y me había alejado de esa pesadilla para siempre.

Hoy tengo unaenorme gratitud por este doctorado del que me gradué con honores y que se ha convertido en una herramienta con la que forjo día a día mi felicidad, sabiendo reconocer lo que repelo y valorando intensamente la sinceridad y la simpleza.

Ha pasado un año de aprendizaje, autoanálisis, paz y crecimiento.
Se me han cumplido mis tres deseos, y despojarme de este peso por escrito era el último.
Feliz Cumpleaños.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

que increible tomar las cosas con perspectiva...el relato querida Tukio parece mirado desde afuera, admiro tu capacidad de abstracción. Por dios que nos traicionan los sentimientos. Maria se ha entregado toda su vida, ya es hora que la moneda cambie de lado.

unos besotes kilométricos desde los curiyor's que te adoran

3:38 p. m.

 
Blogger Konitukio said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

7:49 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

oligo santa caxuchas kio. cuidate plis.

5:24 p. m.

 

Publicar un comentario

<< Home