De aguas y cielos
Las cumbres andinas se veían hermosas desde esa altitud. El cinturon atado a mi. Yo pegada al asiento sin querer ver la densa bruma sobre la superficie de la tierra.
Ahi atada a mi misma , sólo veo lo que los que vamos muy alto podemos ver... Lagunas de cielo azul, pequeñas, como pozas brillantes por las que traspasan los gélidos rayos del sol de invierno.
Abajo: La realidad de vuelta. El frío, la soledad, los espacios vacíos así como los vengo soñando desde que supe de su partida.
Me alegra que la densa neblina no nos permita aterrizar. Así dilato la evasión, aunque al mismo tiempo prolongo esta agonía. Un estado de incertidumbre otorgado por la duda, el dolor, el inconformismo, la rabia, el recuerdo, la imaginación...
Ese es el frio que me espera esta noche, en mi solitaria y enorme cama. Tal vez sea mejor recordar cuando ayer me sumergía en un cálido y verde mar, bajo un sol radiante aunque mi alma hacía lo suyo en saladas lágrimas que sudaba mientras mi piel se doraba.